En la historia del fútbol brasileño, una de las más ricas y coloridas del planeta, hay nombres que brillan por su estilo, otros por su técnica y unos pocos por su impacto inolvidable en los momentos cruciales, Jair Ventura Filho, más conocido como Jairzinho, pertenece a este último grupo.
Apodado «El Huracán», fue el único jugador en la historia de los Mundiales que anotó en todos los partidos de una Copa del Mundo ganada por su selección.
Pero reducir su legado a aquella hazaña sería injusto: Jairzinho fue velocidad, fuerza, técnica y gol.
Un extremo derecho que desbordaba como una tormenta tropical y dejaba atrás a defensores con la naturalidad de quien respira.
Su carrera está marcada por la gloria en México 70, pero también por una extensa trayectoria en clubes, una identidad forjada en el Botafogo y una vida dedicada al fútbol incluso después de colgar las botas.
Este es el recorrido completo de una de las grandes figuras que marcaron época en el fútbol mundial.
Biografía de Jairzinho: De Río a la eternidad
Jairzinho nació el 25 de diciembre de 1944 en la ciudad de Río de Janeiro.
Creció en un entorno futbolero y, desde muy joven, comenzó a mostrar un talento natural para el deporte rey.
Su padre, Jair da Costa, también había sido futbolista, por lo que el joven Jairzinho heredó tanto el nombre como la pasión.
Debutó profesionalmente con el Botafogo en 1959, a la edad de 15 años.
En ese momento, el club contaba con leyendas como Garrincha, Nilton Santos y Didi.
Aquellos primeros años fueron de aprendizaje, absorbiendo como esponja la sabiduría de los grandes.
Cuando Garrincha comenzó a declinar, Jairzinho asumió el rol de extremo derecho titular. Su evolución fue meteórica.
En 1964 ya era internacional con la selección brasileña.
Participó en los Mundiales de 1966, 1970 y 1974, siendo figura estelar especialmente en México 70.
Allí anotó 7 goles en 6 partidos, incluyendo uno en la final contra Italia. Su capacidad para irrumpir por banda, rematar con potencia y definir en el área lo convirtió en un jugador letal.
Su carrera se prolongó hasta finales de los años 70.
Luego trabajó como técnico y ojeador, siendo responsable incluso del descubrimiento de un joven Ronaldo Nazário en los 90.
Su huella, por tanto, no solo se mide en goles, sino también en legado.
Palmarés de Jairzinho
Jairzinho levantó títulos tanto a nivel de clubes como con la selección brasileña.
Aunque no acumuló tantas copas como otras figuras de su generación, su impacto fue enorme:
- Campeón del Mundo con Brasil (1970)
- Campeón del Torneo Río-São Paulo con Botafogo (1964, 1966)
- Campeón del Campeonato Carioca (1961, 1962, 1967, 1968)
- Copa Independencia (1972) con Brasil
- Tercer lugar en el Mundial 1974
En lo individual:
- Segundo máximo goleador del Mundial 1970 (7 goles)
- Incluido en el All-Star Team del Mundial 1970
- Elegido entre los mejores extremos derechos de la historia por la IFFHS
Principales equipos en los que jugó Jairzinho
- Botafogo (1959–1974): Fue su club de toda la vida, donde jugó más de 400 partidos y se convirtió en ídolo absoluto. Formó parte del mítico Botafogo de los años 60, un equipo que marcó época en el fútbol brasileño.
- Olympique de Marsella (1974–1975): Su paso por Europa fue breve pero dejó destellos de calidad. Jugó una temporada en Francia, donde demostró que su estilo directo y físico se adaptaba bien al fútbol europeo.
- Cruzeiro (1975–1977): Regresó a Brasil para jugar en otro grande. Con Cruzeiro fue campeón de la Copa Libertadores en 1976, aunque tuvo un papel más secundario.
- Portuguesa, Noroeste y otros clubes menores (1977–1982): En el ocaso de su carrera, Jairzinho jugó en clubes más pequeños, incluso en Venezuela con el Deportivo La Guaira, dejando su sello en distintas partes de América Latina.
Características técnicas de Jairzinho
Jairzinho era una fuerza de la naturaleza dentro del campo.
Su estilo rompía con el estereotipo del jugador brasileño exclusivamente técnico y elegante.
Él combinaba esa técnica con una potencia demoledora.
Estas eran sus principales virtudes:
- Velocidad endiablada: Uno de los jugadores más rápidos de su época, tanto en carrera larga como en arranque corto.
- Potencia física: Su tren inferior era notablemente fuerte. Resistía contactos, empujones y llegaba al área con violencia.
- Capacidad de desborde: Era imparable en el uno contra uno. Si un defensor intentaba frenarlo, lo dejaba atrás como un huracán.
- Gol: A diferencia de otros extremos, tenía una relación especial con el gol. Sus números lo avalan.
- Remate desde fuera del área: No necesitaba entrar al área para generar peligro. Su disparo era seco, fuerte y bien dirigido.
- Juego colectivo: Aunque era un «jugador explosivo», sabía asociarse, especialmente con Pelé y Tostão.
- Presencia en partidos importantes: Era de los que no se escondía. Cuanto más grande el escenario, mejor jugaba.
Posición de juego
Jairzinho jugaba como extremo derecho, una posición que en los años 60 y 70 tenía mucho más protagonismo ofensivo que hoy.
En esa banda, encontraba su hábitat natural.
Le gustaba recibir el balón abierto, encarar al lateral, dejarlo atrás y atacar el área.
También podía jugar como delantero interior o incluso como segunda punta, como hizo en algunas etapas con la selección.
Su movilidad lo hacía impredecible.
No se quedaba pegado a la línea, sino que se metía hacia dentro buscando el remate o el pase definitivo.
En México 70, su posición se vio potenciada por la presencia de Pelé, quien atraía marcas.
Jairzinho aprovechaba ese desequilibrio para aparecer por sorpresa.
Era el ejecutor, el que rompía líneas.
Un puñal con piernas.
¿Por qué es uno de los mejores jugadores brasileños de la historia?
Varios elementos convierten a Jairzinho en una figura imprescindible en la historia del fútbol brasileño:
- Protagonista del mejor Brasil de todos los tiempos: En México 70, mientras Pelé acaparaba los flashes, Jairzinho fue el hombre más determinante en goles.
- Un estilo único: No era solo gambeta o filigrana. Era fuerza pura, algo que en Brasil no era tan común. Fue un pionero en ese sentido.
- Regularidad goleadora en un Mundial: Solo Jairzinho ha marcado en todos los partidos de un Mundial (6) y ha ganado el torneo. Eso lo coloca en una categoría histórica única.
- Fidelidad a su club: Jugó más de 15 años en Botafogo, donde es ídolo eterno. Su lealtad es recordada con admiración.
- Influencia en generaciones futuras: Fue uno de los primeros en apostar por el desarrollo de nuevos talentos en Brasil. Descubrió y promovió a Ronaldo Nazário, el Fenómeno.
- Carisma e imagen: Su melena, su presencia física, su forma de celebrar goles… Jairzinho era un personaje magnético.
Curiosidades y anécdotas de Jairzinho
- El Huracán del 70: Su apodo más famoso nació en México. La prensa lo bautizó como “El Huracán” por su estilo de juego arrasador.
- El único con gol en todos los partidos de un Mundial ganado: Ni Pelé, ni Ronaldo, ni Klose. Solo Jairzinho tiene ese récord, que sigue vigente más de 50 años después.
- Descubridor de Ronaldo: En los 90, Jairzinho dirigía una academia juvenil en Río. Fue él quien recomendó a un adolescente llamado Ronaldo al Cruzeiro. El resto es historia.
- Paso por Venezuela: Cerró su carrera jugando en el Deportivo La Guaira, donde dejó huella y ayudó al desarrollo del fútbol local.
- Hermano futbolista: Su hermano menor, André, también jugó profesionalmente, aunque sin el mismo éxito.
- Ídolo en Marsella: Pese a jugar solo un año en Francia, los hinchas del Olympique aún lo recuerdan como un jugador exótico, potente y diferente.
- Polémica en el 74: Aunque jugó el Mundial de 1974, hubo críticas por su rendimiento. Algunos decían que había perdido explosividad. Aun así, marcó goles importantes.
- Apoyo a causas sociales: En los últimos años, Jairzinho ha sido voz activa en temas sociales en Brasil, especialmente relacionados con la educación y el deporte en las favelas.
Conclusión Jairzinho: El huracán del Mundial 70 que hizo historia con goles y potencia
Jairzinho no fue solo un gran jugador; fue un fenómeno.
Su combinación de potencia, velocidad y olfato goleador lo convirtieron en uno de los extremos más temibles de su generación.
En el equipo de los sueños de Brasil 70, su papel fue tan esencial como el de Pelé, Tostão o Rivelino.
Su legado no se mide solo en estadísticas o títulos, sino en el recuerdo imborrable que dejó en cada partido.
Jairzinho fue, es y será un símbolo de fuerza y alegría dentro del campo.
Un huracán que arrasó con rivales, redes y corazones, y que aún hoy, más de medio siglo después, sigue soplando fuerte en la historia del fútbol mundial.