Clodoaldo: El equilibrio perfecto del Brasil del 70 que bailó en la final del siglo

En la historia del fútbol hay jugadores que brillan con luz propia y otros que, en la sombra del espectáculo, sostienen la estructura para que los demás puedan lucirse y  Clodoaldo Tavares de Santana fue uno de estos.

Clodoaldo fue uno de esos pilares silenciosos, cuyo fútbol sobrio, técnico y efectivo fue el ancla de una de las selecciones más brillantes de todos los tiempos: la Brasil campeona del mundo en 1970.

Mediocampista de equilibrio, estratega táctico, y dotado de una técnica exquisita, Clodoaldo fue más que el simple volante de contención que muchos imaginan.

Fue el primer pase limpio, el relevo constante, el apoyo en corto y, cuando hizo falta, el bailarín que gambeteó a cuatro italianos en la jugada más hermosa de la historia de los Mundiales: el gol de Carlos Alberto en la final de México.

Su figura, injustamente poco valorada por el gran público fuera de Brasil, representa todo lo que necesita un equipo campeón: inteligencia, generosidad y temple.

Este es el retrato de Clodoaldo, el mediocampista que organizó desde las sombras el Brasil más bello de todos.

Biografía de Clodoaldo

Clodoaldo nació el 25 de septiembre de 1949 en Aracaju, estado de Sergipe, una región del noreste brasileño que no solía exportar figuras al fútbol profesional.

Desde pequeño mostró una notable habilidad con la pelota y una sorprendente madurez para interpretar el juego.

Su humildad, disciplina y talento lo llevaron a ingresar en las divisiones inferiores del Santos FC, uno de los grandes de Brasil.

Debut

Debutó profesionalmente con el Santos en 1966, con apenas 17 años.

Muy pronto se ganó un lugar en el once titular, ocupando nada menos que el lugar que dejaba Zito, el legendario volante campeón del mundo en 1958 y 1962.

La presión era enorme, pero Clodoaldo respondió con solvencia y, a la larga, se ganó su propia identidad.

En 1969 ya era habitual en la Selección Brasileña, y en 1970 fue titular indiscutido en el Mundial de México, donde se coronó campeón del mundo.

En ese torneo, su inteligencia táctica, su capacidad para sostener al equipo desde el medio y su despliegue técnico lo convirtieron en pieza clave del equipo de Pelé, Tostão, Rivelino y Jairzinho.

Continuó su carrera en el Santos durante más de una década, y tras un breve paso por el New York Cosmos, se retiró del fútbol en 1980.

Su vida posterior transcurrió alejada de los focos, aunque siempre vinculado al deporte y al club que lo vio brillar.

Palmarés de Clodoaldo

Aunque su trayectoria internacional no estuvo repleta de títulos en clubes, Clodoaldo supo levantar trofeos importantes:

• Campeón del Mundo con Brasil: 1970
• Campeonato Paulista con Santos: 1967, 1968, 1969, 1973
• Recopa Sudamericana con Santos: 1968
• Campeón del Torneo Roberto Gomes Pedrosa: 1968 (precursor del Brasileirão)
• Torneos amistosos internacionales con Santos y Brasil
• Incluido en el equipo ideal del Mundial 1970 (según varios medios y asociaciones)

Además, es reconocido como uno de los mejores volantes de la historia del Santos FC y de la Selección Brasileña.

Principales equipos en los que jugó Clodoaldo

• Santos FC (1966–1979): Fue su casa, su gran amor, y donde desarrolló casi toda su carrera. Compartió vestuario con Pelé, Carlos Alberto, Edu y otros nombres legendarios. Su regularidad fue clave en los años posteriores al dominio de Pelé.
• New York Cosmos (1980): Breve paso por la liga estadounidense, donde coincidió con viejos conocidos como Carlos Alberto. Aunque no tuvo mucha participación, su figura fue respetada por el público y los medios.

Características técnicas de Clodoaldo

Clodoaldo fue un mediocampista moderno antes de tiempo. Estas fueron sus principales cualidades:

• Sentido táctico impecable: Siempre bien posicionado, anticipaba jugadas y cortaba ataques rivales sin recurrir a la violencia.
• Gran capacidad de pase: Jugador de toque limpio, seguro en corto y preciso en largo.
• Técnica individual sobresaliente: Control orientado, regate corto, y capacidad para girar bajo presión.
• Lectura de juego: Sabía cuándo acelerar, cuándo pausar y cuándo lateralizar.

Más características

• Solidaridad defensiva: Cubría espacios, ayudaba a los laterales y sostenía el equilibrio.
• Disparo desde fuera del área: Pese a su rol defensivo, marcó algunos goles importantes.
• Capacidad de liderazgo silencioso: No gritaba, pero su presencia era sinónimo de orden y estabilidad.

Su estilo era comparable al de los grandes mediocentros europeos, pero con el plus del talento sudamericano.

Posición de juego de Clodoaldo

Clodoaldo era lo que hoy llamaríamos un volante central o pivote defensivo, aunque con libertad para moverse y participar en la construcción del juego.

Jugaba como “5” clásico en la numeración sudamericana, aunque tenía un estilo mucho más técnico que otros jugadores de su época en esa misma posición.

En el Brasil de 1970 fue el equilibrio entre el espectáculo y la táctica. Jugaba por detrás de Gerson, Tostão y Rivelino, cubriendo sus subidas y participando en la salida limpia desde el fondo.

Su papel fue vital para que el equipo no se partiera en dos mitades.

No era un mediocentro destructor, sino un organizador desde la base. El tipo de jugador que hace que los demás puedan brillar.

¿Por qué es uno de los mejores jugadores brasileños de la historia?

• Clave en el equipo más legendario de Brasil: Sin Clodoaldo, el Brasil del 70 no habría tenido equilibrio. Fue la pieza invisible que mantuvo al equipo ordenado sin renunciar al jogo bonito.
• Reemplazó a Zito con éxito: No era tarea menor ocupar el lugar de uno de los grandes capitanes del Santos y la selección. Clodoaldo lo hizo con personalidad y calidad.
• Equilibrio táctico en medio del arte: Mientras otros se llevaban los elogios por sus goles o gambetas, él sostenía al equipo desde la inteligencia táctica.
• Ejemplo de mediocentro moderno: Técnicamente dotado, con pase, control y visión. Lo que hoy se exige a un «5», Clodoaldo lo hacía hace más de 50 años.
• Jugador de Mundial: En 1970 brilló en los momentos clave. Fue titular en todos los partidos y anotó un gol decisivo en semifinales.
• Humildad y constancia: Siempre jugó al servicio del equipo. Nunca buscó el protagonismo, y sin embargo lo consiguió por mérito propio.

Curiosidades y anécdotas de Clodoaldo

• El gol de la semifinal: En el Mundial del 70, Brasil enfrentaba a Uruguay. Tras comenzar perdiendo, Clodoaldo marcó el empate con una volea desde el borde del área. Fue su único gol en Copas del Mundo, pero crucial.
• La jugada de su vida: En la final contra Italia, inició la jugada del 4-1 con un regate inolvidable. Gambeteó a cuatro rivales en 10 metros y entregó el balón con precisión para el comienzo del gol más bello de la historia de los Mundiales.
• Siempre con Santos: Jugó 13 años en el mismo club, algo cada vez menos común. Su amor por el Santos fue incondicional, incluso cuando llegaron ofertas del exterior.
• Aspiraciones políticas: Tras retirarse, incursionó brevemente en la política local, defendiendo proyectos deportivos en su estado natal.
• Perfil bajo: A diferencia de otros campeones del 70, Clodoaldo evitó los focos. Se mantuvo lejos de la televisión, pero siempre cerca del fútbol base.
• Comparado con Redondo o Busquets: Varios analistas han señalado que su estilo recuerda al de Fernando Redondo en los 90 o al Sergio Busquets de la era Guardiola.
• Formador de talentos: Se dedicó durante muchos años al trabajo con juveniles, enseñando los fundamentos del mediocentro moderno.

Conclusión Clodoaldo: El equilibrio perfecto del Brasil del 70 que bailó en la final del siglo

Clodoaldo fue el tipo de jugador que no siempre aparece en las portadas, pero que los verdaderos amantes del fútbol saben valorar.

Un mediocampista completo, equilibrado, técnico y generoso. Sin él, Brasil 70 no habría sido el mismo.

Su papel fue tan vital como discreto, tan silencioso como brillante.

En tiempos donde se premia lo espectacular, Clodoaldo fue el elogio de la sobriedad. El organizador invisible.

El que hizo posible que Pelé, Jairzinho, Gerson y compañía desataran su arte sin temor a quedar desprotegidos.

Por todo ello, Clodoaldo no solo merece un lugar entre los grandes del fútbol brasileño, sino también el respeto eterno de quienes entienden que un equipo no se construye solo con estrellas, sino con cimientos firmes y generosos.

Como él.