En el fútbol argentino, algunos jugadores no necesitan una vitrina llena de trofeos para ser eternamente recordados, como el caso de Ariel Ortega.
Les basta con su forma de jugar, con su gambeta impredecible, con su pasión a flor de piel.
Ariel Arnaldo Ortega, el «Burrito», es uno de esos elegidos. Ídolo en River Plate, emblema de la selección argentina en la década del 90 y símbolo del talento criollo, Ortega enamoró a generaciones de hinchas con su manera de encarar, de driblar, de vivir el fútbol como en el potrero.
Este artículo recorre su historia, marcada por el arte y la rebeldía.
Biografía de Ariel Ortega: El Burrito de Jujuy: El origen de la magia
Ariel Ortega nació el 4 de marzo de 1974 en Ledesma, un pequeño pueblo de la provincia de Jujuy, al norte de Argentina.
Hijo de una familia humilde, creció jugando al fútbol en calles de tierra, descalzo, con una pelota hecha de trapo o lo que hubiera a mano.
Desde muy chico, su habilidad con la pelota deslumbraba.
Tenía una gambeta natural, casi genética.
A los 12 años fue descubierto por un ojeador de River Plate que quedó impactado con su talento.
Viajó a Buenos Aires, solo, para probarse en el club de Núñez.
Pasó todas las pruebas y quedó.
En 1991, con apenas 17 años, debutó en Primera División bajo la conducción de Daniel Passarella.
Desde entonces, su historia en el fútbol argentino fue intensa, brillante y también turbulenta.
Jugó en Europa, representó a la Selección en tres Mundiales y volvió a River varias veces, siempre con la promesa de regalar una nueva pincelada de talento.
Palmarés Ariel Ortega: Los títulos del Burrito
Con River Plate
Campeonato de Primera División (Argentina)
- Apertura 1991
- Apertura 1993
- Apertura 1994
- Clausura 1997
- Apertura 1996
- Clausura 2002
- Clausura 2008
Copa Libertadores: 1996
Supercopa Sudamericana: 1997
Con la Selección Argentina
- Medalla de Plata en los Juegos Olímpicos: Atlanta 1996
- Participación en tres Copas del Mundo: 1994, 1998 y 2002
- Participación en Copas América 1995, 1999 y 2000
Distinciones individuales
- Reconocido como uno de los mejores jugadores argentinos de los años 90
- Ídolo eterno de River Plate
- Elegido varias veces entre los mejores jugadores del fútbol local
- Ovacionado en todos los estadios argentinos al momento de su retiro
Equipos en los que jugó Ariel Ortega: El Burrito de Jujuy
- River Plate (1991–1996 / 2000–2002 / 2006–2008 / 2009–2010 / 2011)
- Valencia CF (España) (1997–1998)
- Sampdoria (Italia) (1998–1999)
- Parma (Italia) (1999–2000)
- Fenerbahçe (Turquía) (2002–2003)
- Newell’s Old Boys (2004–2005)
- Independiente Rivadavia (Mendoza) (2008–2009 / 2010)
- Defensores de Belgrano (2011–2012)
Su carrera fue un vaivén de regresos, de emociones, de segundas oportunidades.
Pero en cada club dejó una muestra de su magia.
Características técnicas de Ariel Ortega: El Burrito de Jujuy
Ortega fue el último gran gambeteador del fútbol argentino en su forma más pura.
Un jugador de calle, de potrero, con un talento tan natural que parecía haber nacido para encarar.
Sus principales virtudes:
- Gambeta corta: Imposible de anticipar, desbordaba en espacios reducidos.
- Cambio de ritmo: Letal en el uno contra uno.
- Visión de juego: Gran capacidad para habilitar a sus compañeros.
- Gol y asistencia: Capaz de definir con clase y de asistir con precisión.
- Personalidad: Carismático, aguerrido, sin miedo a la presión.
Era un delantero diferente, que no se encasillaba: podía arrancar por la derecha, flotar como enganche o aparecer como media punta.
Su zurda y su capacidad para generar desequilibrio eran únicas.
Posición de juego de Ariel Ortega: El Burrito de Jujuy
- Delantero por derecha
- Enganche clásico
- Mediapunta / segunda punta
En sus mejores años, fue utilizado como enganche libre detrás de los delanteros, aunque también partía desde la banda derecha para meterse hacia el centro.
Su posición ideal era la de jugador libre, con libertad para moverse y crear.
¿Por qué es Ariel Ortega: El Burrito de Jujuy uno de los mejores jugadores argentinos de la historia?
- Por su talento natural: uno de los jugadores más habilidosos que vio el fútbol argentino en los últimos 40 años.
- Por su identificación con River: ídolo indiscutido y símbolo del club en los 90 y 2000.
- Por su valentía y personalidad: jugaba sin miedo, con pasión, con rebeldía.
- Por su amor a la camiseta: nunca se escondió en los momentos difíciles.
- Por su estilo único: gambeteador, encarador, capaz de levantar una tribuna con una sola jugada.
- Por haber representado a Argentina en tres Mundiales, siendo figura en el 98 y pieza importante en el recambio post-Maradona.
Ortega no solo se ganó un lugar por estadísticas.
Se lo ganó por emociones. Por haber sido el espejo de millones de hinchas que soñaban con jugar como él.
Curiosidades y anécdotas de Ariel Ortega: El Burrito de Jujuy
- El apodo “Burrito” lo heredó de su padre, también llamado así en su pueblo.
- Le convirtió goles a todos los grandes del fútbol argentino, varios con jugadas inolvidables.
- Fue expulsado en el Mundial de 1998 contra Holanda por una reacción infantil tras una simulación: su gesto dejó una marca imborrable.
- En el regreso a River en 2000, su primer gol fue un misil de media distancia a San Lorenzo que volvió loca a la hinchada.
- Luchó durante años con problemas de adicción al alcohol, que afectaron su carrera y vida personal.
- Marcelo Gallardo, su amigo íntimo, fue uno de los que más lo ayudó en sus etapas difíciles.
- Tuvo un paso fallido por Fenerbahçe, que derivó en una sanción de la FIFA a River por su regreso abrupto.
- El Monumental estalló en lágrimas en su partido de despedida, en julio de 2013.
- Declaró más de una vez que no le gustaba el entrenamiento, pero que amaba el fútbol más que nada.
- Sus frases siempre fueron simples, de barrio, sin filtros: “A mí me gusta gambetear, es lo que sé hacer”.
Conclusión Ariel Ortega: El Burrito de Jujuy que Encantó al Fútbol Argentino
- Ariel Ortega fue un futbolista único. Un jugador que representó al potrero, a la gambeta, a la irreverencia y al amor por la camiseta.
- Nunca fue el más constante, nunca fue el más profesional. Pero fue auténtico.
- Capaz de hacer cosas con la pelota que pocos pueden imaginar.
- Su historia está marcada por luces y sombras, pero el recuerdo es siempre luminoso. Porque cuando un hincha piensa en cómo le gustaría jugar, piensa en Ortega.
- En su pique corto, en su freno, en esa manera de tocar la pelota con el alma.
Ariel Arnaldo Ortega: el Burrito que nunca dejó de ser pibe, y que convirtió cada gambeta en un acto de amor al fútbol.